Después de 73 años, el Ecuador volvió a ser la sede de la 37ava conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe (LARC37) donde participaron 33 países representados respectivamente por sus ministros de agricultura, esta se llevó a efecto en el Swiss hotel Quito, Ecuador, desde el 28 de marzo al 1 de abril de 2022, en modalidad híbrida. La Conferencia comenzó el 28 de marzo con una reunión de oficiales superiores que continuo hasta el 29 de marzo.
La gran conclusión rescatable para nuestro país fue sin lugar a dudas el inicio de una nueva era en el manejo de la producción agropecuaria donde tienen que prevalecer 3 nuevos principios irrefutables para proteger el planeta sin olvidarnos de sus principales protagonistas “EL CAMPESINO O PEQUEÑO AGRICULTOR” Debemos encaminarnos urgentemente hacia una actividad: INCLUSIVA – RESILIENTE Y SOSTENIBLE.
Una Agricultura INCLUSIVA que implica apoyar a los agricultores locales (Campesinos y pequeños agricultores) y promover la justicia social, asegurando que los beneficios económicos de la agricultura se compartan equitativamente y se respeten los derechos de los trabajadores agrícolas.
Una Agricultura RESILIENTE se refiere a la capacidad de los sistemas agrícolas para resistir y adaptarse a las perturbaciones, ya sean naturales o antropogénicas, y mantener su capacidad productiva y sostenibilidad en el largo plazo. Esto implica la integración de medidas de adaptación al cambio climático, la gestión sostenible de los recursos naturales, la diversificación de cultivos, la conservación de la biodiversidad y la promoción de prácticas agrícolas innovadoras y eficientes. Esto no solo garantiza la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades, sino que también ayuda a reducir la pobreza y promover la resiliencia económica y es una estrategia esencial para abordar los desafíos del cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades en todo el mundo.
Una agricultura SOSTENIBLE es un enfoque que busca maximizar la producción de alimentos mientras se minimiza el impacto negativo en el medio ambiente y se promueve el bienestar social y económico de las comunidades rurales. La agricultura sostenible implica prácticas agrícolas que son ambientalmente amigables, socialmente justas y económicamente viables. Esto incluye el uso responsable de recursos naturales como el agua y la tierra, la reducción del uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos, la promoción de la biodiversidad y la conservación de los suelos.
Estos nuevos criterios para el manejo de nuestra agricultura con cara a los nuevos retos, es esencial para garantizar la seguridad alimentaria nuestra a largo plazo, proteger el medio ambiente y garantizar el bienestar de las comunidades rurales. Pues bien, debemos insistir en la Asamblea Nacional y convertirlo en una nueva ley atada con la Ley de seguridad alimentaria y así dejar muy claro en definir que en el Ecuador todos los institutos, entidades financieras y el MAG tienen que mantener un enfoque “Inclusivo, Resiliente y sostenible” y para esto, el poder legislativo y el Ejecutivo a través del propio MAG deberiá preparar un plan operativo que le sirva a los asambleístas para obtener una ley coherente, dinámica y eficaz. Esta ley debe estar acompañada de su instructivo de aplicación conforme al avance de la ciencia y la tecnología en fin, estos nuevos principios de manejo no pueden ser llevados por el viento, ya es hora de ser más responsables en el manejo de esta suprema actividad que está atada con nuestra seguridad alimentaria y el porvenir económico y social del Ecuador del mañana.
Ing Pedro Alava Gonzalez. M.Sc.